Cayó la economía de Irlanda, ¿Por qué? ¿Qué se hizo mal?

Ricardo Osvaldo Rufino  mir1959@live.com.ar

 

En los últimos diez años, Irlanda se convirtió en una especie de Chile europeo: el país modelo que sabe atraer la inversión extranjera, crecer, diversificar sus actividades económicas y sus exportaciones, unir la modernidad (tecnológica) y la tradición (católica).

Ahora, sin embargo, nos enteramos que su sistema bancario está a punto de colapsar y la palabra quiebra no queda descolocada en el diccionario irlandés. Entonces, la pregunta cae de madura: ¿Qué hicieron tan mal, y en tan corto espacio de tiempo, las autoridades de la isla? ¿Por qué llegaron a este punto cuando todo indicaba que la prosperidad económica había llegado para quedarse? 

Paul Krugman, Premio Nobel de Economía en 2008 y profesor en la Universidad de Princeton, en un artículo publicado por el diario El País de España,  el 28 de noviembre,  afirmó que:

“La historia irlandesa empezó con un auténtico milagro económico. Pero al final este dio paso a una fiebre especuladora impulsada por bancos y promotores inmobiliarios fuera de control, todos en connivencia con los principales políticos. La fiebre se financió con enormes préstamos adquiridos por los bancos irlandeses, en su mayoría de bancos de otros países europeos. Luego la burbuja estalló, y esos bancos tuvieron que hacer frente a unas pérdidas enormes. Se podría haber esperado que quienes prestaron dinero a los bancos compartiesen las pérdidas. Después de todo, eran adultos que actuaban por propia voluntad y, si no eran capaces de comprender los riesgos que estaban asumiendo, eso no era culpa de nadie más que de ellos. Pero no, el Gobierno irlandés dio un paso al frente para garantizar la deuda de los bancos, con lo que convirtió las pérdidas privadas en obligaciones públicas”.

Este punto de vista es muy interesante, pero deberíamos analizar si coincide con el de Roberto Montoya, un economista de probado prestigio. Que opina lo siguiente, en un artículo titulado “Europa no encuentra la salida”:

“Pareciera que toda Europa, al unísono, hubiera empezado a hundirse suavemente –y no tan suavemente- como consecuencia de las políticas especulativas y suicidas de un sistema ultraliberal que así como creó durante años grandes fortunas y disparó artificialmente los beneficios de multinacionales y bancos, terminó generando a partir de 2007 el actual caos financiero; la pérdida de millones de puestos de trabajo, la pauperización de la sociedad, la pérdida de conquistas sociales, del Estado de bienestar, y la sensación generalizada de un futuro incierto”.

Al continuar indagando e investigando, uno se encuentra con un fragmento del “Financial Times” que proporciona números realmente jugosos:

“Según los datos recopilados por el Bank of International Settlements, los tres mayores acreedores de la economía irlandesa a finales de junio… eran Alemania, con alrededor de 109.000 millones de euros, el Reino Unido, con 100.000 millones de euros, y Francia, con 40.000 millones de euros. Esas sumas equivalen al 2% del producto interior bruto de Francia, al 4,5 del de Alemania y al 7% del Reino Unido”.

Ahora sí el tema va quedando más claro. En definitiva se trata de otro rescate bancario. A Irlanda se le está exigiendo que recorte servicios sociales, que rebaje drásticamente los salarios, que renegocie contratos y que desmantele el Estado del bienestar para los que bancos descapitalizados de Francia, el Reino Unido y Alemania puedan conseguir su ración de carne. Pero, ¿por qué? Esas entidades bancarias son las que compraron los bonos. Nadie les puso una pistola en la cabeza para que lo hiciesen. Sabían que podían perder dinero si los bancos irlandeses se iban a pique. Ese es el riesgo que asumieron. Tú pones tu dinero y te aprovechas de las posibilidades que surjan, pero corres un riesgo.  Así es como funciona el capitalismo.

Las eventuales medidas, que apretarán los cinturones de los irlandeses, incluirán el despido de 28.000 empleados públicos, un aumento en los impuestos sobre la propiedad, un recorte del 10% en las prestaciones sociales e impuestos más altos a los trabajadores con bajos salarios. Parece que el actual Primer Ministro de la República de Irlanda, Brian Cowen, cree que es preferible gravar a las familias con rentas más bajas que hacer que los tenedores multimillonarios de bonos alemanes, británicos y franceses se coman sus pérdidas.

Paul Krugman deja sobre la mesa una pregunta con una gran carga de crudeza cuando dice que “hay que preguntarse qué tiene que pasar para que la gente seria se dé cuenta de que castigar al pueblo por los pecados de los banqueros es peor que un crimen; es un error”.

En definitiva, un escenario muy bien conocido, por ejemplo por nosotros los ciudadanos argentinos, que en varias oportunidades a lo largo de los últimos años de nuestra historia económica comprobamos cómo todo el pueblo debía pagar los muy malos negocios hechos por algunos pocos poderosos. Y debíamos pagarlos de modo cruel: con recesión, desocupación, permanentes ajustes que deprimían más y más el movimiento económico, etc. El paradigma del capitalismo continúa su derrotero sin modificaciones, importa sólo el lucro, el afán de recoger ganancias a cualquier costo, y parecería que cuando la economía de una nación comienza a funcionar bien –tal el caso de Irlanda- eso enciende las luces de la ambición desmedida de esos sujetos inescrupulosos que se encuentran a sus anchas dentro de los parámetros del sistema capitalista, y de la economía neoliberal. ¿La solución a tanto despropósito y codicia? Controles, señores, controles por parte del Estado. Claro, en este caso, supuestamente, la Eurozona desde su propia conformación tenía perfectamente previstos estos controles, y esto sí que deja un interrogante inmenso…

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