No me parece justo

Ricardo Osvaldo Rufino  mir1959@live.com.ar

En el reciente artículo publicado por Caminando on Line “¿España 2011 es igual a Argentina 2001?”, me preguntaba por qué motivo le estaban haciendo pagar el costo de la crisis a los ciudadanos europeos, cuando todo indicaba que la culpa de la crisis y los enormes déficits generados por varias Estados era de las condiciones establecidas al momento de constituirse la zona Euro.

Bien, Carlo Altamonte, profesor de Economía de Integración Europea, de la prestigiosa Universidad Bocconi de Milán, en Italia, acaba de aseverar que “La culpa original del área euro es haber tenido una política monetaria centralizada por el Banco Central Europeo y que la política fiscal hubiera quedado descentralizada, manejada por los Estados miembros, sin mecanismos de coordinación o de apertura de líneas de crédito”.

Altamonte agregó que “la gran paradoja es que la crisis, que ha logrado poner en marcha ciertos mecanismos, ha hecho mejor a la eurozona, si es que logra sobrevivir”. 

Perfecto, nos vamos acercando al nudo de esta cuestión que es vital para entender porque causa pasó lo que pasó con las economías del Viejo Continente: la realidad actual nos dice que de los 27 miembros dela UniónEuropea, 14 superaron en 2010 el 60 por ciento de endeudamiento respecto de su PBI, que es el límite impuesto por el ya famoso Tratado de Maastricht, en el cual se establecieron los requisitos que dieron base y fundamento a este bloque regional.

Pero claro, según el especialista italiano los diversos países que conforman la zona Euro tuvieron una libertad excesiva para manejar sus políticas fiscales. Y aquí estuvo “el huevo de la serpiente”. El origen del mal. La causa de estos déficits que están poniendo en zona de riesgo muy especialmente a Grecia, Irlanda, Portugal y España, y por ende, a la supervivencia de la moneda euro.

Vayamos a un ejemplo ilustrativo: Italia. ¡Posee una deuda descomunal que alcanza la suma de2.673 milesde millones de dólares! De ella, le debe511 aFrancia,190 aAlemania y77 aGran Bretaña (que no forma parte de la zona Euro). El esfuerzo que deberá hacer la península será descomunal: deberá reducir su deuda a razón de 66.000 mil millones de dólares por año para cumplir con las condiciones establecidas por el Pacto de Estabilidad europeo, que como he afirmado fija en 60 por ciento el límite en la relación entre la deuda y el PBI.

Quizás por todo esto, varios economistas ya están señalando a Italia como el quinto país en la lista de naciones comprometidas y en riesgo de default… 

Este domingo el diarioLa Naciónde Buenos Aires, publicó una nota titulada “Grecia reaviva el fantasma de una crisis mundial”, con el subtítulo “Temor a un default en Europa”. En ella, la corresponsal en Italia, Elisabetta Piqué dice lo siguiente: “Una hecatombe. Un efecto dominó terrible. Un contagio igual o peor al que ocurrió cuando, a mediados de septiembre de 2008, Lehman Brothers quebró e hizo temblar el sistema financiero global y desencadenó la peor crisis económica desde los tiempos dela GranDepresión.Esto podría suceder, coinciden los expertos, si el cada vez más temido fantasma del default se hace realidad en Grecia. Ahí la disyuntiva pasa ahora por profundizar aún más dramáticamente la política de austeridad o retornar a la vieja dracma (la ex moneda griega), algo que provocaría un tsunami financiero global todavía más devastador que el que desató la caída de Lehman Brothers, según diversos economistas”.

En esta misma línea, el premio Nobel de Economía Paul Krugman dijo que “hay un 50% de posibilidades de que Grecia pueda salirse del euro”.

Y una funcionaria de ese país, la comisaria María Damanaki, puso blanco sobre negro los escenarios posibles: “O encontramos un acuerdo con los acreedores para que nuestro programa de duros sacrificios tenga resultados, o volvemos a la dracma”. Y agregó con una dosis de desaliento: “La mayor conquista de Grecia de la posguerra, el euro, y la presencia de nuestro país en el mercado europeo están en peligro”. 

La mayoría de los especialistas coinciden en que el dinero para salvar a la zona Euro está, que no hay problemas tan graves de liquidez, que el BCE tiene los fondos suficientes para rescatar a Grecia del abismo, que el problema es político. Está bien, es razonable pensar que esto sucederá y se evitará el escarnio en Europa y una crisis económica internacional de proporciones.

Pero me sigo interrogando: ¿Por qué si existió una doble falla -primero, el Tratado de Maastricht permitió un manejo discrecional de las políticas fiscales a los países miembros y, segundo, estos últimos se endeudaron muy excesivamente por culpa de dirigentes y políticos irresponsables o poco avezados-, ahora el costo de estas notables grietas producidas en las estructuras económicas de varios de los países miembros de la zona Euro, deben ser asumidas por los ciudadanos comunes con ajustes, despidos, disminución de salarios y/o jubilaciones o pensiones o achicamientos de los presupuestos educativos? No me parece justo.

Los “indignados” de España no se equivocan: enorme porción de la responsabilidad de lo que está sucediendo la tienen los políticos y las instituciones bancarias, con sus jefes -los banqueros millonarios- a la cabeza. 

El tema se puede formular de la siguiente manera: Tanto los griegos, como los portugueses (quizás los más pobres de un continente rico), y aún los españoles, se vieron favorecidos porque para ellos las tasas de interés de los préstamos internacionales se abarataron mucho desde la vigencia del euro. ¿Por qué? Porque se acababan de asociar con los vecinos ricos, que les proporcionaban la garantía. Pero el financiarse a tasas casi tan bajas como las que se cobra a los alemanes, implica la necesidad de ser fiscalmente tan disciplinados como éstos, o casi.

Era, repito, lo que exigían las pautas del acuerdo de Maastricht, fundacional de la unidad monetaria.

Al respecto, dice el periodista Jorge Oviedo deLa Nación: “Por supuesto, la crisis ocurre porque esas pautas no se cumplieron y porque la existencia de la moneda única impide licuar los pasivos del Estado emitiendo moneda sin respaldo y dejando que la devaluación y la inflación hagan el trabajo sucio del ajuste, como ocurría en el pasado”. 

Vayamos a los ejemplos, que siempre son útiles para clarificar estas cuestiones: España. Su deuda total asciende a1.112 milesde millones de dólares. 242,4 fueron contraídos con el gobierno y bancos alemanes, 224,7 con el gobierno y bancos franceses y, por último, 152, 4 con gobierno y bancos británicos. ¿No sabían todos ellos de los estrictos límites impuestos por el Tratado de Maastricht? ¿Por qué alimentaron esa hoguera, y colocaron leña a la ambición y a la irresponsabilidad desmedida de los respectivos gobiernos españoles que tomaron esos préstamos, sin meditar demasiado en cómo iban a afrontar la deuda en el futuro?

Bien, el futuro llegó. Y ahora las deudas las deben afrontar los “hombres y mujeres de a pie”, como decimos enla Argentina.

Insisto, no me parece justo. Que las paguen los gobiernos y los bancos de las naciones más poderosas de Europa que ingresaron en el festival de los préstamos y concedieron el dinero. Y que la pague la clase política y los banqueros de los países endeudados. Que hagan el ajuste ellos. Que se bajen sus “dietas” y sus innumerables beneficios. Que dejen de ser un sector social tan desproporcionalmente privilegiado. 

En el presente Europa se ha convertido en un virtual “campo de batalla”. Abundan las presiones cruzadas. Las hay en Grecia para salvarse de los ajustes y las privatizaciones exigidas y las hay, por caso, en Alemania para “no darles plata a esos griegos que se jubilan a los 50 años”.

Lo cierto es que algo se hizo mal en la zona Euro -una región clave en el escenario internacional-, y el costo alguien deberá pagarlo. En eso anda Europa hoy…

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